Cuando se habla de capacitación en el ambiente organizacional, tradicionalmente se ha centrado el esfuerzo en desarrollar competencias de segundo orden o secundarias: liderazgo, toma de decisión, trabajo en equipo, comunicación, pertenencia, habilidades gerenciales y ejecutivas, entre otras.
Pero de acuerdo a los últimos descubrimientos provenientes de la neurociencia, la adquisición de estas destrezas y habilidades depende en gran medida de otras competencias más básicas y fundamentales: las neurocompetencias.
Estas incluyen habilidades tan básicas como las capacidades de atención, memorística y creativa; la velocidad de aprendizaje y de reacción frente a un desafío; la atención dividida, la posibilidad de proponer estrategias inteligentes y astutas; el nivel de tolerancia al estrés, y el coeficiente intelectual, entre otras.
¿Cuántas veces ha percibido que tras largas horas de reunión, las conclusiones se dilatan y se pierde el tiempo, simplemente porque uno o varios de los miembros de trabajo no estaban poniendo suficiente atención?
¿Cuántas veces experimenta que los miembros de trabajo de su equipo no entienden la idea que usted les quiere transmitir, simplemente por falta de inteligencia o de método de pensamiento?
¿Cuántas veces se demoran los procedimientos de manera excesiva, simplemente porque las personas involucradas operan a un ritmo lento de trabajo?
¿Cuántas veces tiene que repetir el mismo mensaje, para que se ejecute?
¿Qué costo ha pagado la empresa por olvidos involuntarios, o errores cotidianos que entorpecen las labores?
Esto ocurre porque falta desarrollar neurocompetencias: las competencias más básicas para que los procesos organizacionales estén sincronizados desde el nivel del cerebro hasta el nivel corporativo y macroeconómico.
Los procesos empresariales son una réplica de la forma en que funciona el cerebro humano. Se manejan insumos, materias primas o información, a manera de input. A estos insumos se les agrega una receta especial, que los transforma en algo novedoso, de manera que finalmente se crea un producto y/o servicio (out- put). El cerebro humano recibe input de materia prima por medio de los nutrientes, proteínas y sustancias que lo alimentan, para recibir una entrada mayor, en este caso de información auditiva en los lóbulos temporales, de información visual en los lóbulos occipitales y de información propioceptiva; transforma esta información en diferentes sectores y la analiza, para llegar a su punto más alto de rendimiento: crear nueva información (output).
Es decir, el proceso empresarial se replica en todos y cada uno de los cerebros de las personas que trabajan en ella. En la actualidad contamos con la posibilidad de insertar los principales descubrimientos neurotecnológicos a los procesos organizacionales. Porque es fácil darse cuenta de que las competencias secundarias, tradicionalmente entrenadas en nuestras empresas, no se adquieren a menos que existan niveles altos de competencias primarias, es decir, de las neurocompetencias que mencionábamos al inicio de este artículo.
Se puede partir del estudio de neurocompetencias desde los procesos de selección de personal, previo análisis de cuáles son las más importantes en cada puesto de trabajo. Para poner un ejemplo, vale la pena entender que el nivel de atención con el que debe contar un asesor de ventas, es diferente al alto nivel que debe manejar un corredor de bolsa, en donde el más mínimo detalle de pérdida de información representa millones en pérdidas. Las neurocompetencias se deben insertar en los procesos de análisis de cargo, evaluación de procesos y de resultados. Es importante detectar el cansancio en el personal, para sincronizar los procesos ejecutivos y aumentar las oportunidades de producción.
Para apoyar los procesos de capacitación en el área de las neurocompetencias, actualmente se usan herramientas avanzadas como son el mapeo cerebral y el entrenamiento en Neurofeedback. De hecho ya contamos con protocolos de entrenamiento denominados de Peack y High Peack Perfomance, como los utilizados por grandes ejecutivos en Estados Unidos y Europa, para llevar el cerebro a niveles realmente altos de ejecución. Este tipo de protocolos de entrenamiento también han sido utilizados por campeones de ajedrez, de lectura rápida y hasta equipos de fútbol, como fue el caso de la selección de Italia en el mundial del 2006.
Es importante entender que se pierden múltiples oportunidades de negocio, de maximización de procesos tanto de producción como de negociación y venta, por la debilidad ejecutiva que surge de neurocompetencias deficientes. Pero lo cierto es que la debilidad ejecutiva se puede transformar en fortaleza.
La neurocompetencia en los procesos organizacionales, equivale a la célula en los seres vivos, el átomo en la materia o al quark de la física cuántica en la energía. Es el paquete de energía o destreza básica con la que se recibe, transforma y se crea nueva información. Aplica para todos los sectores de la producción y en todos y cada uno de los departamentos de cualquier empresa. Un buen nivel de desarrollo de neurocompetencias es el que determina que los procesos claves de la organización se administren de manera eficiente, rápida y acertada.
El cerebro de la empresa se puede sincronizar por medio de un alto rendimiento en neurocompetencias, desde la recepcionista hasta el presidente. Actualice sus procesos organizacionales y lleve su empresa de la mano con los últimos descubrimientos científicos al respecto del funcionamiento cerebral.
“Se puede partir del estudio de neurocompetencias desde los procesos de selección de personal, previo análisis de cuáles son las más importantes en cada puesto de trabajo.”
“Un buen nivel de desarrollo de neurocompetencias es el que determina que los proce- sos claves de la organización se administren de manera eficiente, rápida y acertada”.
ADRVEG
Fuente: Portafolio
zuhec escorche
hola buenos dias me parece muy interesante ese material, me gustaria ampliar la información