• El trastorno por estrés postraumático (TEPT), es un trastorno de ansiedad que puede ocurrir después de que la persona experimenta o presencia un evento traumático, como una agresión física o alguna amenaza para la vida; y la reacción emocional implica una respuesta fuerte de miedo, horror e indefensión. El riesgo de padecer este trastorno al parecer, se encuentra relacionado con la combinación de predisposición genética y factores ambientales presentes para el momento del suceso.
  • Los síntomas más comunes presentados por las personas con este trastorno son: la reexperimentación del evento traumático, irritabilidad, dificultades para conciliar el sueño, pesadillas, impulsividad, agresividad, sentimientos y sensaciones relacionadas al evento traumático, hipervigilancia, aislamiento social, poca concentración, flashbacks, ataques de pánico, dolores de cabeza frecuentes, entre otros.
  • Entre las formas de tratar este trastorno se encuentra la terapia cognitiva, en la cual el terapeuta se encarga de ayudar en la comprensión y en el cambio de la manera de pensar que tiene el paciente sobre el trauma y la consecuencias que este tiene; el objetivo aquí consiste en comprender como los pensamientos del trauma le causan estrés y generan el agravamiento de los demás síntomas. Es decir, se ayuda al paciente a reemplazar los pensamientos que generan los síntomas, por unos más “objetivos” y menos estresantes, así como también se le enseñarán técnicas que lo ayuden a lidiar con los síntomas. También está lo que se conoce como, terapia de exposición donde el propósito es ayudar al paciente a que tenga menos miedo a sus recuerdos, ya que se basa en la idea de que las personas aprenden a temerle a los pensamientos y situaciones relacionadas al hecho traumático; puede resultar muy difícil para el paciente los inicios de la terapia, pero esto cambia a medida que avanza la misma. Además, está la terapia farmacológica la cual consiste en el uso de medicamentos, y generalmente suele estar acompañada de otro tipo de terapia. Existen otros tipos de terapia, como la de grupo o la familiar pero las antes mencionadas son las más utilizadas.
  • El trastorno de estrés postraumático también puede ser tratado a través del neurofeedback, ya que éste influye en todos los sistemas de regulación y a su vez estos inciden en la función ejecutiva, cognitiva así como también en el control emocional y la regulación autonómica e interoceptiva; esto nos lleva a pensar que podría ayudar en la recuperación del TEPT que implica desregulaciones en el cuerpo-mente. El revivir el evento traumático, implica la activación de la memoria implícita y explícita del evento que ha sido registrada de forma borrosa en el cuerpo-mente; esto genera que el sistema evoque la respuesta original que ocurrió ante el evento, se adopta un estado de alerta y prevención de amenaza para poder resguardar el bienestar de la persona que experimentó el suceso traumático. Esta es una de las respuestas más básicas de supervivencia, lo cual dificulta que responda completamente bien ante la terapia farmacológica.
  • El remedio para este trastorno consiste en darle al cuerpo-mente la experiencia y refuerzo de un estado de calma y bienestar, al cual no tiene exceso cuando experimenta los flashbacks. El neurofeedback es un método psicofisiológico que permite lo antes mencionado ya que; es un medio fácil para cambiar el nivel de arousal del paciente y suele ser mejor tolerada que otros tratamientos, el objetivo consiste en explorar los diferentes estados de arousal del paciente, con el fin de conseguir una “zona de confort” la cual no es invariable, esta zona es individual para cada persona.