Repaso 1 – Formación Reticular Ascendente y Tálamo-

La información sensorial de nuestros sentidos viaja hasta la Formación Reticular Ascendente el cual es el último tramo de la médula espinal, el tramo que une el Sistema Nervioso Periférico con el Sistema Nervioso Central, la formación reticular ascendente tiene los ritmos circadianos como por ejemplo los ritmos del sueño, por lo tanto se puede decir que es nuestro ritmo de base, nuestro ritmo de fondo y la zona dónde se obtiene una primera percepción de lo censado por los sentidos, la primera percepción de la sensación. 

En esta zona podemos decir que reside el temperamento, una cualidad hereditaria de nuestro estado de activación, de activación energética, de estado basal. Una de sus principales funciones es mantener el estado de alerta primaria, el primer sistema de atención nos indica sobre la posible amenaza de peligrosidad de un estímulo, de una situación ambiental o inclusive de un pensamiento. Además de generar el tono del arousal o activación de la energía psíquica y física.

En la formación reticular existen unos núcleos que recopilan la información y la envían al tálamo, estos núcleos son agrupaciones de neuronas que condensan información para luego ser enviada a la estación más importante del cerebro, el tálamo, esta estructura funcional se encuentra en la parte más profunda y más interna del cerebro, por eso está cerca de la formación reticular, el tálamo está justo encima del tronco encefálico.

Cumple la función de “estación de relevo” y centro de integración sináptica para un primer procesamiento de las señales sensoriales en su trayecto hacia la corteza cerebral. Realiza una labor de cribado de señales insignificantes y dirige los impulsos sensoriales importantes a las áreas de la corteza somatosensorial y a otras regiones del encéfalo. Y de la misma forma que conduce información sensorial a la corteza, también recibe señales de aquélla, señales susceptibles de modificar su propia actividad, haciendo variar la intensidad y naturaleza de la información que remite a otros centros.

Junto con el tallo encefálico y áreas asociativas de la corteza, el tálamo es clave para dirigir la atención hacia estímulos relevantes. Un ejemplo ilustrativo de esa función (en mamíferos) es la facilidad con la que la madre –y el padre en aquellas en que el cuidado parental es compartido- despierta al menor suspiro del bebé pero permanece dormido en medio de una tormenta violenta. También es capaz de hacer conscientes otras sensaciones, aunque no lo es de identificar la localización de los correspondientes estímulos o de determinar su intensidad.

Además de las anteriores, el tálamo juega un papel importante en el control motor, reforzando el comportamiento motor voluntario iniciado por la corteza.